Los probióticos son excelentes aliados para la restauración de nuestra flora intestinal. Están conformados por un conjunto de microorganismos que vive en armonía con nuestro cuerpo y nos mantienen sanos.
Sin embargo, al contener microorganismos vivos, estos son muy sensibles a condiciones ambientales y a los ácidos estomacales, pudiendo perder su efectividad si no se usan de la forma correcta. ¿Te interesa aprender cómo tomarlos? Aquí te enseñamos.
Contenido
- 1 Puntos clave
- 2 9 tips imprescindibles para usar los probióticos de la forma correcta
- 2.1 1. Elige la mejor hora para consumir tus probióticos
- 2.2 2. Combina tus probióticos de forma inteligente
- 2.3 3. Establece correctamente cuánto tiempo debes consumir tus probióticos
- 2.4 4. ¡No combines tus probióticos con estos medicamentos!
- 2.5 5. Almacena tus probióticos de la forma correcta, ¡no dejes que se dañen!
- 2.6 6. Hazte la pregunta de oro: ¿realmente necesitas tomar probióticos?
- 2.7 7. Identifica si los probióticos no son buenos para ti
- 2.8 8. Si vas a tomar un probiótico, ¡elige el mejor!
- 2.9 9. No dejes atrás los alimentos probióticos
- 3 Nuestra conclusión
Puntos clave
- La microbiota intestinal es el conjunto de microorganismos que habitan de forma natural nuestro intestino. Su función es protegernos de ciertas infecciones y mantener un ambiente intestinal equilibrado.
- Los probióticos son suplementos o alimentos que contienen microorganismos “buenos” para nosotros. Así, podemos beneficiarnos de consumir probióticos de la forma adecuada.
- Muchos probióticos en suplementos pueden requerir que los consumas a horas específicas del día y los almacenes bajo ciertas condiciones. En caso de los alimentos con probióticos, es necesario que conozcas cuáles elegir y cómo consumirlos.
9 tips imprescindibles para usar los probióticos de la forma correcta
Los probióticos son alimentos o medicamentos que contienen microorganismos vivos (en su mayoría bacterias) parecidos a los que encontrarías en una flora intestinal sana (1, 2, 3).
Su principal objetivo es repoblar los microorganismos normales de la flora intestinal y prevenir que bacterias dañinas tomen su lugar y nos perjudiquen (4, 5).
Más allá de su función, es importante conocer cuándo, cómo y por qué tomarlos. Es por esto que aquí hemos dedicado un espacio para que conozcas a los probióticos con mayor profundidad.

1. Elige la mejor hora para consumir tus probióticos
Es probable que los probióticos en suplementos tengan distintas indicaciones sobre cómo y cuándo los debes tomar. En líneas generales, es importante conocer cuándo tomarlos y cuándo no.
¿Cuándo no tomarlos?
Uno de los peores momentos para tomar tus probióticos puede ser después de despertar por las mañanas, pues has estado en ayunas por varias horas y los ácidos estomacales son más fuertes.
Así, la cápsula protectora que contiene a los probióticos puede ser consumida por los jugos gástricos que finalmente destruirán los microorganismos vivos (6).
Hay ciertos probióticos cuyas cápsulas son capaces de resistir el efecto de los ácidos estomacales. En este caso, podrías consumirlos en ayunas (7, 8) si así lo indica el fabricante.
¿Cuándo tomarlos?
Es recomendable consumir los probióticos con una comida principal o 30 minutos antes.
Una investigación determinó que la función de cepas de Lactobacillus y Bifidobacterium podría mejorar si se consumen de la forma mencionada (9).
En conclusión, intenta tomar tus probióticos a la misma hora todos los días en compañía de una de tus comidas principales. Así, podrás aprovechar sus beneficios y también ayudarte a recordar tomarlos, ya que se sincroniza con una de tus actividades diarias más importantes.

2. Combina tus probióticos de forma inteligente
Hay ciertas comidas o combinaciones de suplementos que mejoran la supervivencia de los probióticos. De esta manera, facilitan que lleguen más microorganismos vivos al intestino y ejercerán una función positiva.
Combinación con otros alimentos
Algunos estudios encontraron que combinar los probióticos con leche desnatada o leche de avena mejoraba la supervivencia de los probióticos, a diferencia de su combinación con zumo o agua (9).
También se ha visto una mejoría en la función de los probióticos cuando se combinaron con ciertos cereales como la avena (9), el trigo, la cebada y la malta kb_citation id=”10″].
Combinación con suplementos
Para mejorar la supervivencia de los probióticos es fundamental alimentarlos. Así, ciertos suplementos combinan los prebióticos en sus fórmulas.
Los prebióticos son alimentos que usualmente tienen un alto contenido de fibra. Esto hace que no seamos capaces de digerirlos y llegan intactos al intestino para ser aprovechados por las bacterias intestinales (11).
En consecuencia, se ha visto mejoría en la supervivencia de los probióticos cuando se combinan con prebióticos como la inulina (12).

3. Establece correctamente cuánto tiempo debes consumir tus probióticos
Hay ciertos factores que pueden cambiar el tiempo que un probiótico debe ser tomado, como la condición que quieres tratar, el tipo de microorganismo que estás tomando y la calidad del suplemento.
En general, los probióticos se pueden tomar de una a cuatro semanas para comenzar y completar su efecto, pero este tiempo puede variar dependiendo de ciertas condiciones:
Condición a tratar | Tiempo en el que se detecta mejoría |
Diarrea | Primeros días (13) |
Estreñimiento | Dos semanas (14) |
Hinchazón abdominal | Desde la tercera semana hasta la octava (15) |
No debes tomar los probióticos sin la supervisión de un profesional de la salud, especialmente si su uso se extiende por más de un mes.
Si después de un par de semanas no notas ninguna diferencia o tus síntomas han empeorado, conversa con tu médico sobre un cambio de probiótico o de tratamiento.
4. ¡No combines tus probióticos con estos medicamentos!
Los probióticos son capaces de interactuar con otros medicamentos cambiando la forma en la que funcionan e incluso causando efectos secundarios indeseados. Por esta razón, evita combinar tus probióticos con los siguientes fármacos (16, 17, 18):
- Antibióticos (debe separarse su consumo por al menos dos horas)
- Antimicóticos como el clotrimazol, ketoconazol, griseofulvina o nistatina
- Inmunosupresores como ciclosporinas o tacrolimus
- Medicamentos para el cáncer
Si estás tomando cualquier otro medicamento, ya sean de prescripción o no, consulta a tu médico de antemano para decidir si deberías tomar los probióticos.
5. Almacena tus probióticos de la forma correcta, ¡no dejes que se dañen!
Al contener microorganismos vivos, los probióticos requieren ciertos cuidados para evitar que pierdan su efecto. Esto se debe a que son sensibles al calor, que los puede matar, o a la humedad, que puede activarlos dentro de sus cápsulas, donde morirán por no conseguir alimento.
Para almacenarlos de forma eficiente recomendamos:
- No guardes los probióticos en lugares húmedos y calientes como el baño o la cocina
- Si pides los probióticos desde casa, asegúrate de estar en tu hogar para recibirlos y evitar la exposición innecesaria
- No guardes los probióticos en pastilleros semanales, mantenlos en su paquete original
- Si el probiótico requiere refrigeración, es mejor que los compres directamente en las farmacias y los guardes inmediatamente en el frigorífico.

6. Hazte la pregunta de oro: ¿realmente necesitas tomar probióticos?
Un intestino sano no necesita probióticos, ya que contiene todas las bacterias “buenas” que estos suplementos podrían ofrecer.
Sin embargo, ciertas condiciones gastrointestinales pueden mejorar por el uso de probióticos y muy probablemente tu médico tratante te los prescribirá. Esto puede suceder en las siguientes situaciones (18):
- Diarrea (especialmente diarrea por antibióticos) (19, 20)
- Síndrome del intestino irritable (21, 22)
- Enfermedades intestinales inflamatorias (síndrome de Crohn y colitis ulcerativa) (21, 23)
No debes tratar estas condiciones por ti mismo, sino que primero necesitas consultar con tu médico de cabecera, quien determinará si los probióticos son realmente apropiados para ti.
7. Identifica si los probióticos no son buenos para ti
Lamentablemente, los probióticos no siempre son efectivos para todo el mundo, de hecho, para algunas personas pueden llegar a ser perjudiciales provocando reacciones alérgicas, o incluso causando mayor malestar gastrointestinal.
Además, ciertos individuos deben consumir probióticos únicamente bajo indicación médica, pues son mucho más sensibles a padecer de efectos adversos. Estos son (18):
- Diabéticos (algunos suplementos pueden contener azúcares o aspartamo)
- Mujeres embarazadas o que dan pecho
- Personas con sistemas inmunes debilitados (en VIH/SIDA, Lupus o cáncer)
- Niños y adolescentes
8. Si vas a tomar un probiótico, ¡elige el mejor!
Para asegurarte de que tu probiótico es de buena calidad, es imprescindible que te fijes en los siguientes aspectos (24):
- Asegúrate de que tenga suficientes UFC: los probióticos deben contener alrededor de cien a cien mil millones de Unidades Formadoras de Colonias (UFC) para mejorar su supervivencia y efectividad.
- Busca una alta calidad de cultivos vivos: estos deben indicar que sus cepas probióticas tienen efectividad probada.
- Elige marcas conocidas: algunos probióticos de marcas poco confiables no indican con claridad el tipo de probiótico que contienen ni tampoco la cantidad.
- Revisa la fecha de caducidad: los probióticos caducados pueden haber perdido su efectividad.
- Elige productos con revestimiento entérico: un probiótico con esta característica ofrecerá mayor protección ante la acidez estomacal.

9. No dejes atrás los alimentos probióticos
Finalmente, no podemos olvidar una de las fuentes más importantes de probióticos: ¡nuestra dieta! Estos son los alimentos probióticos más comunes:
- Yogur: obtenido de la fermentación de la leche por bacterias como Lactobacillus, Bifidobacterium y Streptococcus.
- Pepinillos fermentados: obtenidos del proceso de fermentación (por Lactobacillus) usando salmuera.
- Kéfir de leche: producto lácteo similar al yogur líquido. Se fermenta con hongos (levaduras) y bacterias (Lactobacillus).
- Té de kombucha: preparación que resulta de la fermentación del té verde o negro por la acción de discos de SCOOBY (acrónimo de colonia simbiótica de bacterias y levaduras).
- Nattō: preparado derivado de la fermentación de la soja por parte de la bacteria Bacillus subtilis. También pueden usarse judías blancas o negras para su preparación.
- Tempeh: producto que resulta de la fermentación de la soja por el hongo Rhizopus.
- Chucrut: alimento que resulta de la fermentación de hojas frescas de col por bacterias Lactobacillus.
- Misso: condimento muy usado en la cocina oriental que se hace con semillas de soja, cereales y sal marina que se fermentan con el hongo Aspergillus oryzae.
Para consumir probióticos de forma efectiva y segura en tus comidas, sigue los siguientes consejos:
- Muchos alimentos probióticos como el yogur o los pepinillos pueden perder su efecto por ciertos procesos de conservación. Para el yogur, busca que no sea pasteurizado y para los pepinillos que estén fermentados, no encurtidos.
- Evita comer en exceso alimentos probióticos con alto contenido de sal como los pepinillos y el misso.
- Si eres intolerante o alérgico a la soja, evita el nattō de soja y el misso.
- Al preparar alimentos probióticos en casa, debes usar utensilios esterilizados para evitar la contaminación por otras bacterias.
Nuestra conclusión
Usar de forma correcta un probiótico es fundamental para su eficacia, ya que ciertas condiciones ambientales o de tu propio cuerpo pueden dañarlos y hacer que pierdan todos sus efectos beneficiosos.
No todas las personas necesitan de los probióticos, así que uno de los factores más importantes es conocer cuándo deberías usarlos y cuándo no. Esto usualmente lo determina tu médico de cabecera, quien sabrá si estos suplementos son seguros y aptos para ti.
¿Has aprendido algo nuevo sobre los probióticos? Déjanos un comentario con tu experiencia y no olvides compartir nuestro artículo.
(Fuente de la imagen destacada: Tomwang: 68984363/ 123rf.com)
Referencias (24)
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